22 de febrero de 2014

El hipo es una respiración súbita del aire provocada por la contracción del diafragma y los músculos intercostales. Esta contracción espasmódica, no controlada y generalmente repetitiva es la que genera el extraño ruido y presión que sentimos cuando tenemos hipo.

Cuando respiramos, inconscientemente muchos músculos trabajan para que el aire entre en nuestra boca o nariz y llegue a nuestros pulmones a una gran velocidad. Uno de los principales músculos que trabaja en esta tarea es el diafragma.

El diafragma se encuentra ubicado debajo de los pulmones y cuando este se contrae o se dilata es cuando inhalamos o exhalamos. Cuando el diafragma se contrae, el tórax se expande y el aire entra en nosotros, por el otro lado cuando el diafragma se relaja el tórax se contrae y el aire sale de nosotros por la boca o la nariz.

Ahora que sabemos quién es el culpable del hipo, podemos pasar a entender cuáles son las causas de que este nervio frénico se vea afectado para que tengan lugar sus anormales contracciones.

Existen muchos causantes de este tipo de reacciones, algunos son de índole psicológico mientras que otros son más bien físicos. Si comemos demasiado o lo hacemos muy rápido, puede que nuestra respiración se descontrole y nos dé hipo.

Por otro lado también puede tratarse de algo más grave como una irritación en el nervio frénico lo cual nos puede dar un hipo que dure desde varios minutos hasta varios días.

El abuso del alcohol o el consumo de bebidas carbónicas también puede provocar el hipo. Sin embargo, también hay razones psicológicas que pueden provocarlo. Un ejemplo muy clásico es la ansiedad, la cual descontrola el nervio frénico impidiéndole que trabaje con normalidad.