La creencia en las posesiones demoníacas son de las más antiguas y curiosamente, de las más comunes en nuestros días en términos de mitos y falsedades. Si bien el cine, la literatura y diversas ficciones han hecho una enorme contribución en esto, no existe evidencia alguna que permita al menos tomarlo en serio. No obstante, sabes bien que esta clase de mitos no nos gusta para nada, así que hoy vamos a intentar echar algunas luces en el asunto dándole una mirada científica al mito de la “posesión satánica”.
Para las ciencias, lo que para las religiones es una posesión y así figura en sus ficciones, es en realidad un delicado trastorno disociativo clasificado como una enfermedad mental. En medicina, a menudo se le denomina como un “trastorno de trance” , “trastorno de personalidad múltiple” o demoniopatía.
Los pacientes afirman haber sido poseídos por un ser irreal que controla y ordena su obrar. Numerosas investigaciones se han desarrollado al respecto y contrariamente a lo que ocurre fuera del ámbito científico, desde las ciencias se encontró evidencia sólida capaz de demostrar que no tristemente, no se trata más que de una o varias enfermedades mentales, trastornos psíquicos, neurológicos y químicos a nivel cerebral. Todos los síntomas están directamente relacionados con casos de histeria, trastornos disociativos y hasta cuadros esquizofrénicos.
La contienda entre la psicología y la religión es muy dura en este punto. Es que mientras que un individuo enfermo, que requiere de un profundo tratamiento profesional, es visto como un paciente desde la medicina, para la religión es un ser poseído... por algo que ni siquiera existe.
Las alucinaciones, los espasmos, la automutilación y hasta los trastornos del habla son la pura evidencia de que algo en el cerebro está funcionando mal, no en el alma o en el espíritu. Un esquizofrénico, un epiléptico o hasta una persona con síndrome de Tourette, no está poseída, tiene un problema médico que únicamente puede identificarse y tratarse desde las ciencias.